Gonzalo Carrillo, ese crack del fútbol comodorense de apenas 20 años, se mandó un piquero al río Bueno en Chile el 14 de septiembre y no volvió a salir. Estaba con los pibes disfrutando el día en la Región de Los Ríos, a 80 km de Valdivia, cuando la corriente se lo llevó. Un video grabado por sus amigos despeja dudas: nadie lo empujó, fue un salto de pecho. Ahora, más de 15 días después, la búsqueda sigue en modo full, pero sin rastro. Así, las imágenes confirmaron que el accidente fue un salto mal calculado, y no una intervención de terceros.
Carrillo, oriundo de Comodoro Rivadavia pero con doble nacionalidad argentina-chilena, viajó con amigos para pasar el día en el río. En un momento se arrojó al agua y nunca emergió. Gracias al registro audiovisual, pudo descartarse que alguien lo empujara: “se tiró mal, de pecho”, afirmó su madre Celeste en declaraciones al portal “País Lobo”.
Desde el día de la desaparición, la búsqueda no se detuvo. El operativo —coordinado por la Fiscalía de Los Ríos— incluye bomberos de Valdivia y Osorno, el GOPE de Carabineros y sobrevuelos de la PDI. Celeste pidió que se incorporen buzos especializados a la zona, porque el río es profundo, las aguas turbias y se teme que el cuerpo de Gonzalo esté enredado bajo raíces o sedimentos.
Gonzalo tenía un hijo de dos años. Según su madre, vivió la mayor parte de su vida en Comodoro y volvió hace meses a Chile para estar con su familia materna. El Comodoro Fútbol Club, donde jugó en divisiones juveniles / reserva, expresó su dolor y acompañamiento.
Este episodio ha generado una sensación de angustia en la comunidad deportiva y social de Comodoro. Muchos cuestionan qué tan preparado está el cruzamiento de los equipos de rescate transfronterizos y cómo mejorar los protocolos de búsqueda en zonas fluviales complejas. La publicación del video, lejos de ser una mera confirmación visual, representa una herramienta clave para orientar el esfuerzo de búsqueda en coordinación con autoridades chilenas.
Mientras tanto, los familiares y amigos sostienen la esperanza, aunque reconocen que el paso del tiempo, las condiciones del río y la falta de rastros visibles complican el recorrido. La prioridad hoy es que se cuente con buzos capaces de sumergirse en aguas turbias, equipos adecuados para detección y una estrategia de búsqueda focalizada en zonas profundas.