La vida cotidiana de los jubilados se vuelve cada vez más cuesta arriba. En octubre de 2025, la Canasta Básica de los Jubilados trepó a $1.514.074,13, un 26,12% más que en abril, según informó la Defensoría de la Tercera Edad. La cifra muestra con crudeza el desfase entre el costo real de vivir y los ingresos que reciben millones de personas mayores.
El mayor valor dentro del presupuesto mensual con $402.880 se lo lleva la compra de medicamentos. Le siguen vivienda ($294.000) y alimentos ($348.000), dos necesidades básicas que tampoco dan tregua. Otros rubros como limpieza, transporte, vestimenta, recreación y servicios completan la canasta, que refleja un escenario cada vez más difícil de afrontar.
En contraste, la jubilación mínima es de $279.121,71, a lo que se suma un bono de $70.000. Los beneficiarios de la PUAM perciben $223.297,36 más el bono, y las pensiones no contributivas para personas con discapacidad llegan a $265.385,19 más $70.000.
“Estamos frente a una crisis humanitaria”, advirtió Eugenio Semino, defensor de la Tercera Edad. “No es que sigan estando mal: están cada vez peor. Y no hay señales de que esto cambie”, remarcó.
Cada miércoles, grupos de jubilados se concentran frente al Congreso para reclamar visibilidad. Sin embargo, enfrentan operativos de seguridad que restringen las protestas, en un clima de creciente tensión social.