El Hospital Militar de Km 8, ese lugar que suena a base secreta pero en realidad es un nosocomio con reglas de club privado, está en modo “solo para socios”. Con atención limitada, solo recibe pacientes del IOSFA (el Instituto de Obra Social de las Fuerzas Armadas, para los que no son del palo militar) y a los particulares que saquen la billetera. ¿Y el resto de los comodorenses?
Gente haciendo cola: Más consultantes que en un Black Friday fallido
“Es mucha la gente que se acerca a consultar por la atención médica”, resaltan los jefes del hospital, como si estuvieran describiendo la 25 de Mayo en hora pico. Imaginate la escena: familias enteras llegando al Km 8 con esperanzas, solo para que les digan “nop, volvé por donde viniste”.
El nosocomio está colapsado de consultas, pero las puertas siguen cerradas para el común de la gente. ¿Impacto local? En una ciudad dependiente del petróleo, donde Trelew y Madryn ya lidian con sus propios dramas sanitarios, Comodoro no necesita más un hospital que discrimine como un portero de boliche. Esquel, al menos, tiene su hospital regional más accesible, pero acá en el sur, parece que la salud es un lujo.
Salud en Comodoro: Entre el petróleo y las ballenas, ¿dónde queda la gente?
Recordemos que Comodoro no es solo nafta y viento; hace poco hablábamos de ballenas sei como salvavidas turístico, pero ¿y la salud? El Hospital Militar Km 8 podría ser un respiro, pero con atención limitada a IOSFA y particulares, es como ofrecer un oasis en el desierto y cerrarlo con candado. Los directivos insisten en que “es mucha la gente”, pero no hacen nada al respecto. Sarcasmo patagónico al mango: ¿esperamos a que el viento abra las puertas?