Jorge Uliarte, el capo gremial de los bancarios en Comodoro, suelta la posta: el sector baila al ritmo de la digitalización y la IA, pero con despidos acechando como tiburones en el Golfo. Acá en la ciudad del viento, 25 sucursales tiemblan por trabajos perdidos y deudas que suben más rápido que la nafta.
Bancarios Comodoro: la IA come puestos y nadie avisa
Uliarte no se anda con vueltas. “Los bancos están en alerta de movilización”, dice, porque la tecnología replantea todo. Hace más de cuatro años que el sindicato arma capacitaciones para readaptar a la gente a la inteligencia artificial. Pero, ¿y si no alcanza?
Pensá en Banco Santander. Firmaron un acuerdo de “impasse”, o sea, no despidos arbitrarios por un rato. Suena bien, ¿no? Pero Uliarte recuerda: “Hubo muchos despidos, acá en Comodoro más de cinco y no los recuperaron”. Esos cajeros fantasmas ahora son apps. Y el impacto: un escribano que llega y te arruina el día. “Es una carga emocional enorme”, confiesa. Atrás de cada bancario, una familia con deudas y sueños rotos.
Despidos en el aire: trauma patagónico puro
No es solo laburo perdido. Uliarte pinta el cuadro: “El trabajador vive pendiente de si lo echan. Eso genera trauma”. Ahora, con la IA, es como si un robot te robe el mango. En Esquel, donde los bancos son oasis en la cordillera, esto resuena: ¿quién atiende si cierran sucursales?
Hay un alarmante crecimiento del endeudamiento”, dice Uliarte. Bancarios cambiando hábitos: pibes de colegios privados a públicos, vacaciones que se achican más que presupuesto municipal. En Comodoro, donde el petróleo paga sueldos pero la crisis muerde, esto pega en el alma. Es como un meme de “expectativa vs realidad”: esperabas estabilidad, terminás con cuotas eternas.