Imaginá: estás en la costanera de Comodoro, el viento te vuela el mate, y de repente, ¡pum! Una ballena sei asoma la cabeza como si fuera el meme de “surprise, motherfucker”. Sí, estas bestias marinas están copando el Golfo San Jorge, y un grupo de cerebritos del CONICET quiere convertirlas en la nueva estrella del turismo chubutense. Pero, ¿esto va a funcionar o es más verso que el pronóstico del clima patagónico?
Ballenas sei: las nuevas reinas del Golfo
Hace unos años, los científicos del CONICET en el CENPAT y la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (UNPSJB) empezaron a notar que el Golfo San Jorge, entre Comodoro y Rada Tilly, se ponía más concurrido que la 3 en hora pico. ¿El motivo? Unas 3 mil ballenas sei (sí, Balaenoptera borealis, para los que quieren hacerse los cultos) aparecen entre abril y junio a darse un festín de bogavante, un crustáceo que es como el langostino VIP de la zona.
Con drones, rastreadores satelitales y un montón de nerditud, los investigadores confirmaron que estas ballenas en peligro de extinción están volviendo con todo. Según Mariano Coscarella, capo del CESIMAR, en temporada alta hay unas 2.700 ballenas en 5 mil km². O sea, más densidad de ballenas que de gente en un recital de La Renga.
De la nafta al avistaje: ¿Comodoro se la juega?
Comodoro, la capital del petróleo, siempre fue más de pozos que de ecoturismo. Pero ahora, con el apoyo de los municipios de Comodoro y Rada Tilly, más el Ministerio de Turismo de Chubut, quieren meterle pilas a un proyecto para que las ballenas sei sean el nuevo imán turístico. ¿La idea? Que los turistas vengan a verlas.
Cuatro emprendedores locales, que antes ofrecían paseos para pesca o caza submarina, se coparon con la movida. Cambiaron cañas por binoculares y ya están poniendo guita en botes y permisos. Pero no todo es color de rosa: todavía falta la evaluación de impacto ambiental para que el avistaje sea legal. Porque, claro, en Chubut no te dejan ni tirar un papelito sin un informe firmado por triplicate.
Turismo todo el año: ¿se viene el combo ballenero?
Lo copado es que las sei llegan cuando las ballenas francas se toman el palo del Golfo Nuevo (de junio a diciembre). Esto significa que Chubut podría tener avistaje de ballenas todo el año: francas en Madryn y sei en Comodoro. Imaginate el potencial: Puerto Madryn ya es el rey del turismo ballenero, pero Comodoro podría sumarse al juego y sacarle unos puntos. Eso sí, el viento comodorense no ayuda: según los cerebritos del CONICET, solo uno de cada tres días es navegable. O sea, preparate para esperar más que en la cola del banco.
Para que no te quedes mirando el mar como meme de “sad Affleck”, los científicos están armando un plan B. Federico Abbondio, del IDEAus, está relevando atractivos complementarios para cuando el viento te deje en tierra. Desde paseos por el Parque Marino Patagonia Austral hasta escapadas a Sarmiento, la idea es que el turista no se aburra.
¿Sostenible o puro marketing?
No todo es tan lindo como un atardecer en la costanera. Las ballenas sei no son como las francas, que posan para las fotos como influencers. Estas son más tímidas, y los científicos tuvieron que hacer pruebas para no molestarlas. Según un informe del CONICET (sí, leíste bien, no es solo chamuyo), ya tienen guías de conducta para los avistajes. Pero la gran pregunta es: ¿se puede hacer turismo sostenible en una ciudad donde el viento te arranca la peluca y la economía vive del petróleo?
El futuro: ballenas o nafta
El proyecto pinta lindo, pero no es soplar y hacer botellas. Además de los permisos, hay que convencer a los turistas de que Comodoro es más que nafta y viento. Comparado con Madryn, donde el avistaje de ballenas es un golazo, Comodoro la tiene más complicada. Pero si sale bien, podría ser un gol de media cancha. Según un estudio de la UNPSJB, el turismo en Chubut ya mueve millones, y sumar a Comodoro al circuito sería como meter un refuerzo estrella al equipo.
La clave está en no apurarse y hacerlo bien. Como dice Coscarella, “queremos un turismo sostenible, no un circo”. Si todo sale como planean, en un par de años podríamos estar subiéndonos a un bote para ver ballenas sei mientras el viento nos despeina como en un video de TikTok.