La migraña es mucho más que un dolor de cabeza intenso. Es una enfermedad neurológica que, según datos internacionales, es la segunda causa de discapacidad a nivel mundial y la principal entre las mujeres jóvenes. Sin embargo, a pesar de su gravedad y prevalencia, un reciente estudio argentino ha puesto en evidencia un problema alarmante: en promedio, los pacientes tardan 11,4 años en recibir un diagnóstico correcto, y para lograrlo deben consultar a tres profesionales de la salud diferentes.
Este 12 de septiembre, en el marco del Día Mundial de la Migraña, la Asociación Migrañas y Cefaleas Argentina (AMYCA) hizo un llamado a la acción para visibilizar esta condición que afecta a más de 4 millones de argentinos. “La migraña es un problema de salud pública que no debe seguir siendo invisibilizado”, destacaron desde la asociación.
El alto costo de la desinformación
Este retraso en el diagnóstico no es un problema menor. La Dra. Fiorella Martín Bertuzzi, presidenta de AMYCA, subraya que la falta de un tratamiento adecuado lleva a muchos a la automedicación. El consumo desmedido de analgésicos sin supervisión médica puede generar un círculo vicioso, empeorando el dolor y dificultando el control del cuadro.
Además de los costos personales y de salud, el impacto económico es significativo. La migraña crónica afecta directamente la productividad: las crisis provocan ausentismo laboral, bajo rendimiento y pérdida de oportunidades. A escala macroeconómica, esto se traduce en miles de horas de trabajo perdidas, lo que posiciona a la inversión en diagnóstico y tratamiento como una decisión estratégica para el desarrollo económico del país.
El estudio, presentado en el 22° Congreso Internacional de Cefaleas, también arrojó que en la mitad de los casos (49,4%), el diagnóstico final llega de la mano de un neurólogo, y en un 33,7%, de un especialista en cefaleas.